La correa de distribución es un elemento esencial del motor que sincroniza el cigüeñal con el árbol de levas -situado en la culata-, es decir, acompasa la apertura o cierre de las válvulas respecto a la subida o bajada de los pistones. Para una persona profana en mecánica basta saber que es uno de los elementos más importantes del motor, y que su fallo puede ocasionar serias averías en el vehículo.
La mayoría de los automóviles actuales tienen correa de distribución. Sin embargo, algunos motores llevan cadena de distribución, que frente a la primera, ofrece menor mantenimiento y menor riesgo de averías. En este artículo nos centraremos en la correa de distribución, su mantenimiento, cambios, y recomendaciones.
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La correa de distribución no necesita un mantenimiento periódico como otras piezas del automóvil, pero sí ha de revisarse su estado anualmente. Consiste en observar que no tenga roces, hilos, desgastes irregulares, falta de tensión, etc. Los elementos afines a la correa también deben revisarse. Generalmente son rodetes o amortiguador-tensor de la correa.
Aunque no lleve un mantenimiento asiduo, sí ha de cambiarse estrictamente cuando el fabricante lo especifique. Se suele cambiar tanto por kilómetros recorridos como por tiempo, cualquiera de las dos circunstancias que se dé primero.
Lo normal es que se cambie a los 5 años o entre 90.000 y 120.000 kilómetros, aunque estos valores varían mucho en función del tipo de motor, el fabricante, el sistema de distribución, o los desgastes prematuros.
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Las averías que se producen cuando se rompe este elemento es el doblado de las válvulas, la descompresión en el cilindro, y, en muchos casos, la rotura de la culata. En la culata van alojadas las válvulas, suele ser de aluminio, y con la rotura de la correa, las válvulas suelen llegar a incrustarse en la propia culata dejándola en ocasiones inservible. Una culata nueva puede llegar a costar el valor residual del coche si éste tiene más de 8 años, por lo que la importancia de cambiar la correa de distribución siempre es prioritaria. Además, con el cambio de culata, se hace imprescindible cambiar taqués, tornillos de culata, junta de culata, recitificar válvulas dobladas y adquirir aquellas que se hayan doblado demasiado o que estén partidas. Y para terminar, en algunos casos, las válvulas pueden marcar los pistones, lo que implica sumar esta nueva reparación a la anterior citada.
La avería de la correa de distribución normalmente no avisa, al contrario de lo que suele pasar con elementos como el embrague, por lo que es importante no sobrepasar en ningún caso el extremo de su vida útil. En algunos vehículos y en mínimas ocasiones se puede relacionar el inminente fallo de la correa de distribución con fallos de potencia, rateos del vehículo, o, en coches de gasolina, el cambio de sonido del vehículo como si fuera un diésel. Si el motor es de gestión electrónica y detecta fallos de compresión o descompensación de pistones y válvulas puede encender algún testigo de fallo de motor, por lo que lo aconsejable en estos casos, es que pare el automóvil enseguida.
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También es importante que cuando cambie la correa de distribución, pregunte a su mecánico si para cambiar la bomba de agua en su coche es necesario quitar la correa de distribución. Si su respuesta es afirmativa, no dude en cambiar a la vez la bomba de agua con su junta cuando realice el cambio de correa de distribución.
Esto sólo le supondrá el coste de la pieza y a lo sumo, media hora más de mano de obra. Tenga en cuenta que si no lo hace y, posteriormente al cambio de la correa, se rompe la bomba de agua, el mecánico ha de proceder como si cambiara la correa de distribución de nuevo, siendo en algunos motores muy costoso en mano de obra.
Recomendación: siga estrictamente las recomendaciones de cambio del fabricante de su automóvil; y si en su automóvil es necesario quitar la correa de distribución para acceder a la bomba de agua, cambie ésta también.
Gracias que tenga buenas tardes.Citar